Un contrato por diferencia (CFD, por sus siglas en inglés) es un acuerdo entre dos partes, usualmente denominadas comprador y vendedor, sobre el valor de un activo subyacente dado. Según este acuerdo, si el valor del activo disminuye, el comprador le pagará al vendedor la diferencia entre el precio actual del activo y su precio en un momento dado en el futuro (que coincide con el cierre del contrato). Si el valor del activo aumenta, el vendedor le pagará la diferencia al comprador. Por lo tanto, en una transacción con contrato por diferencia, es aquél el que prediga la variación del precio de forma acertada quien obtiene un beneficio.
Un CFD es un derivado financiero que les permite a los inversores especular sobre la variación del precio de activos sin que necesariamente sean de su propiedad. Esto simplifica considerablemente las operaciones al no implicar la adquisición de los activos. Los CFD se inventaron en Inglaterra y se usaron inicialmente con valores. Hoy en día se usan ampliamente ya que permiten evadir el pago de algunos impuestos en ciertas jurisdicciones. Además, los CFD se han vuelto de uso generalizado entre los clientes privados por la sencillez de las operaciones y porque permiten usar relaciones de apalancamiento considerablemente altas que hacen de las operaciones especulativas algo muy rentable.
Los CFD permiten operar sobre toda una variedad de instrumentos financieros, tales como divisas, valores, índices bursátiles, materias primas, metales, etc. Y, por lo general, todas estas operaciones pueden hacerse desde una cuenta de inversión. El coste de operar con CFD es mucho más bajo que el de operar con activos reales. Las relaciones de apalancamiento son más altas y hay menos exigencias. Los inversores pueden operar con cualquier instrumento como futuros, opciones, a contado, etc. Los CFD generalmente tienen una base real y su precio corresponde precisamente al precio básico del activo. Las ganancias y las pérdidas (Profit/Loss) de un contrato abierto se recalculan constantemente en tiempo real y se muestran en la plataforma de operación.
Una ventaja importante de los CFD es que se puede operar en cualquier dirección; es decir, se pueden abrir tanto posiciones largas como posiciones cortas.